Pedro Vallín aborda la “hiperpolitización” que produjo la crisis de 2008

Pedro Vallín, periodista de La Vanguardia caracterizado por mezclar ficciones de cultura de masas con la narrativa de la política en sus crónicas, ha cerrado la primera de las jornadas del XXII Congreso de Periodismo Digital de Huesca.

Vallín ha iniciado su sesión afirmando su interés en la práctica del periodismo en el marco de una democracia liberal y funcional, en tanto que “las democracias occidentales se caracterizan precisamente porque permiten una despolitización que no permite otro tipo de organización social, un marco en el que uno puede desplegar un proyecto de vida ignorando la política”.

En su intervención, ha reflexionado sobre el cambio en el interés en la política y en la programación de contenido político antes y después de 2008, una crisis que “rompió muchos proyectos vitales de mucha gente que no estaba politizada”.

A partir de 2008 hubo un cambio en “la percepción social de la política y entramos en un proceso de superpolitización de la sociedad, una hiperpolitización”, en un momento en que se consideraba que la demanda de información política “estaba totalmente justificada”.

Este fenómeno de proliferación de debates y contenidos políticos que lideraron grandes cadenas de televisión, ha apuntado Vallín, de entrada pudo llevar a pensar en un “gesto de madurez de una sociedad en el que la información rosa de los sábados noche o los reality de famosos que intentan sobrevivir a la selva sean sustituidos por debates políticos”. Sin embargo, para el periodista, “al final lo que ha ocurrido es un poco lo contrario, el debate se ha devaluado”, y ha apuntado también al factor de los requerimientos y la agenda que necesita el audiovisual, y que a su vez “se retroalimenta con las redes sociales”.

Así, en la etapa anterior había un “periodismo político muy pausado” y organizado en las parrillas, y “ahora empieza a las 8 de la mañana y dan las diez de la noche” y se sigue ofreciendo. Este fenómeno “nos ha traído a unos políticos que creo que son absolutamente prisioneros” y “ha creado una sociedad estresada y politizada. En los últimos años se ha vuelto todo tan desabrido y tan ‘a garrotazos’, que parece que cualquier cosa es susceptible de utilizarse políticamente contra el rival”.

Vallín ha reflexionado sobre qué ocurrirá en adelante, y ha vaticinado que la pandemia ha puesto fin a este fenómeno: “Si la crisis de 2008 cogió a la gente por las solapas para politizarla, la pandemia creo que va a producir el fenómeno contrario”, es decir, que esta especie de parón, este proceso, “ha hecho que la gente repare en que lo que más le urge es volver a sus asuntos, a sus proyectos vitales”, algo que puede provocar una bajada de la intensidad del debate político, y que indicarán las audiencias.

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